Escuchar el texto más menos Enviar por email Imprimir




Información actualizada el martes, 11 de noviembre de 2014. Administrador

EXCURSIÓN A MADRID DE LOS ALUMNOS DE RELIGIÓN

Los alumnos de religión aprovechan la víspera de fiesta para viajar a Madrid

Como todos los años, los alumnos que cursan Religión hemos aprovechado la víspera de una fiesta (en este caso, del docente) para irnos de excursión.

Esta vez, hemos ido a conocer a las religiosas de Iessu Communio en la Aguilera, y a Madrid a visitar el Museo Misionero Salesiano, y a ver el musical El Rey León. Hacía tiempo que algunos alumnos me decían que fuéramos a verlo. Pero siempre me frenaba que al ser el musical más caro de todos los que ha habido, tenía miedo de que la excursión no saliera.

Este verano se me ocurrió ir juntos los alumnos del Diego Marín Aguilera con los del Camino de Santiago donde también doy clase y así, en agosto, porque es un musical que siempre está a tope, reservé 80 entradas sin tener muy claro si seríamos tantos.

Pero sí. El 30 de octubre 78 alumnos, y tres profesores, Raquel Santamaría por el Diego Marín, otro profesor del Camino y yo; 81 entradas en total, salimos del instituto rumbo a la Aguilera, cerca de Aranda de Duero, para conocer a las religiosas de Iessus Communio. Hacía cinco años que habíamos ido y sólo cinco alumnos quedaban de entonces.

Es una comunidad de 210 mujeres, la mayoría muy jóvenes, que tienen muchísimas vocaciones y cada vez son más. Nos contaron su experiencia, la llamada de Dios, el porqué estaban allí. A los alumnos les llamaba la atención que no parecían monjas por su forma de vestir (llevan un hábito vaquero y un pañuelo azul en la cabeza) y por su forma de hablar igual que la nuestra. Una chica de Madrid había entrado dos semanas atrás y nos contó que había visto El Rey León y que le había gustado mucho. Respondieron a nuestras preguntas, cantaron canciones creadas por ellas y después de pasar un rato muy agradable seguimos con nuestro viaje a Madrid, no sin antes comprar las riquísimas trufas que hacen las monjas. Raquel y yo nos acordamos de nuestros compañeros y cogimos una caja de trufas sabiendo, además, que como están bendecidas no engordan nada.

Allí, vimos el Museo Misionero Salesiano. Nos separaron en dos grupos, y uno veía el museo mientras que el otro veía un documental sobre la labor de los misioneros salesianos.

Lo que más les impactó fue que en África hay padres que venden a sus hijos por 30 euros, y el que los ha comprado los considera sus esclavos. Muchos consiguen huir y les recogen los misioneros. También nos contaron que en Sudamérica muchos niños para quitar la sensación de hambre aspiran pegamento. Así, no sienten el hambre pero acaban muriendo, además de por la anemia, porque se les pegan los pulmones y no pueden respirar.

En el museo había objetos de todos los países donde se encuentran los misioneros: Instrumentos musicales de Sudamérica, que no habíamos visto nunca nada parecido, porcelanas de China., etc….Pero lo más llamativo para mí fue una cabeza reducida por los jíbaros. El misionero nos explicó que los éstos creían que el alma de las personas reside en la cabeza; por eso cuando mataban a alguien le reducían la cabeza para que el alma quedara allí aprisionada y no vagara por ahí molestando al asesino.

Salimos del museo, hacía buenísimo, y les dejamos un rato de tiempo libre por la Gran Vía para que compraran lo que quisieran.

A las 8.10 tenían que estar en el teatro Lope de Vega para ir colocándonos, y allí estaban todos. Ver lo puntuales que son y cómo se toman en serio las indicaciones que les damos es algo que siempre me emociona. Algunos utilizaron el móvil como despertador para que no se les pasara la hora.

El teatro estaba a rebosar y allí llegamos nosotros con nuestras 81 entradas ocupando cinco filas enteras. A los chicos les gustó mucho. Es un musical muy original, innovador, moderno, con un juego de luces que te hacía creer que estabas en la selva africana.

A las 2.10 de la madrugada llegamos a Burgos cansados pero felices. Menos mal que al día siguiente no había que madrugar.   

« VISITA A PROMECAL IMPRESIONES SOBRE EL INTERCAMBIO... »